Hace tiempo, el programa Salvados denunciaba la corrupción en las cárceles, prisiones y penales en la posguerra. Muchos administradores y directores de penales se quedaban con dinero cuyo destino era adquirir comida para los presos. Así creemos que sucedió en Valdenoceda, en donde todos los presos, sin excepción, siempre recordaban el hambre que pasaron durante su presidio.
Irene Garmilla nos envía este recorte de prensa. El recorte de prensa alude a una felicitación a Eduardo Carazo Gómez. Este individuo pasó de ser administrador de la prisión de Soria a dirigir el penal de Valdenoceda, y luego a ser director de la cárcel de Zamora. La propia Irene señala: «Ascensos, homenajes y expresiones de afecto… ¿por qué? ¿porque se le morían los presos un día sí y otro también?»
Queremos llamar la atención en torno al contenido del recorte de prensa. Es una crónica de sociedad, donde se celebra un bautizo, se alude al ceremonial religioso, se señala que todo se produce en un entorno de «expresión de satisfacción y amor, amor de familia, de compañeros y de cristianos y españoles» y se celebra la entrega a Eduardo Carazo del bastón de mando que «los compañeros de la Central de Valdenoceda le envían por el capellán». Esta noticia está fechada en Zamora (Heraldo de Zamora), el 5 de noviembre de 1941, el año en que la mortalidad se disparó en Valdenoceda por el hambre.
También, a la derecha, recoge Irene las noticias de sociedad del Noticiero de Soria, fechadas en 1938, donde se alude a este individuo entre múltiples muestras de reconocimiento.
Desde la Asociación de Familias de Represaliados en Valdenoceda queremos manifestar nuestra más profundo asco ante estas manifestaciones de reconocimiento a un individuo al que consideramos responsable directo de la muerte de nuestros familiares, que murieron, en la inmensa mayoría de los casos, de hambre.
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