9 de febrero de 2016.- 

En febrero de 1941, hace ahora 75 años, se vivió en la península, especialmente en el norte de España, un temporal desvastador, con vientos de más de 120 kilómetros por hora. Si a ello le añadimos el frío del norte de Burgos y las condiciones de vida de los presos, que no eran alimentados, entenderemos el aumento de las muertes (que podríamos calificar de asesinatos) en la prisión de Valdenoceda a partir de ese mes.

En los dos meses posteriores al temporal murieron en la prisión 32 presos, afectados por el hambre. El temporal de febrero de ese año, que tuvo su momento más crudo a partir del día 15, agravó las condiciones de vida y la salud de muchos presos, que morían, según los partes de defunción, por «tuberculosis», «neumonía» o «colitis epidémica».

A partir de 15 de febrero de 1941 se registraron en la península vientos de 120 kilómetros por hora. En San Sebastián se registraron las rachas máximas, de hasta 180 kilómetros por hora. Era un temporal de viento, que se añadía al crudo invierno del norte de Burgos.

Un estudio publicado por la Fundación Mapfre sobre los temporales en España dice textualmente:

(A partir del 15 de febrero…) «El mal tiempo comenzaba a extenderse por el oeste peninsular, registrándose fuertes caídas de presión (tendencias barométricas muy negativas), un claro indicador de la rapidez con la que se acercaba la borrasca atlántica, cada vez más profunda (965 hPa en su centro cuando a media tarde del día 15 se situaba frente a la costa norte portuguesa). El gradiente bárico en esos momentos era muy grande en el oeste de la Península, provocando una convergencia de vientos (de componente sur) muy marcada hacia la borrasca. La entrada brusca de un frente frío muy activo desencadenó, a partir de ese momento, los mayores efectos destructores».

El temporal de viento en el norte agravó, entre otras cosas, el incendio de Santander, que reprodujo el diario ABC el 19 de febrero de ese año.

Mientras tanto, miles de presos, desfallecidos y en condiciones infrahumanas, sufrieron el hambre, el frío, el viento helado que les calaba hasta los huesos…. y muchos de ellos morían. Hoy, una vez más, un recuerdo respetuosos para ellos, nuestros padres y abuelos.

Diario ABC del 19 de febrero de 1941