12 de marzo de 2015.-
CELEDONIO MOLINA ALBA vivía en Anchuras (Ciudad Real). Murió en Valdenoceda el 12 de marzo de 1941, hace 74 años. Su hija vive y ha donado una muestra de saliva para hacer posible su identificación.
Celedonio era natural de navas de Ricomalillo, en la provincia de Toledo. Desde allí marchó a Anchuras (Ciudad Real), en donde vivía. Casó en ese pueblo y allí nació su hija.
Esta niña se crió sin su padre. Al finalizar la guerra, Celedonio fue hecho preso, juzgado en juicio sumarísimo (sin garantías legales) y condenado. Trasladado en vagones de ganado, fue alejado todo lo posible de su familia. Su hija no volvió a verlo nunca más.
Hoy, esa niña es una anciana. Vive en una residencia, asistida por su hija. Las dos esperan que los restos de Celedonio le sean entregados, para que puedan ser enterrado con su familia.
Ayer mismo nos remitió esta carta, que supone el homenaje particular de toda la familia a Celedonio y los demás represaliados:
«Con todo el amor por parte de su familia, queremos dedicar unas palabras a Celedonio Molina, un hombre honrado, trabajador e inocente que, gracias a la justicia, el perdón y la humanidad de que hicieron gala los vencedores de nuestra Guerra civil (denominada “Santa Cruzada” por la Iglesia Católica) fue misericordiosamente condenado a ser separado de una mujer y 7 hijos desamparados, y a morir de hambre y de frío en Valdenoceda.
Su único delito: pensar de manera diferente a la de sus verdugos y apostar por una República que, con sus errores, luchó por poner un poco de justicia social, modernidad, bienestar y dignidad en la vida de miles de personas empobrecidas y desesperadas.
Toda la honra y toda nuestra admiración para Celedonio y, cómo no, para todos los inocentes que sufrieron tan inhumano castigo y por todos los valientes que dieron su vida luchando por una España mejor para los más desfavorecidos.
Nunca os olvidaremos».