19 de marzo de 2015.-
Hoy es el Día del Padre. En Valdenoceda (y en tantos otros sitios de España) padecieron muchos de nuestros padres. Y muchos de los padres de nuestros padres, nuestros abuelos. Hoy es, como decíamos, el Día del Padre. Esta carta, que escribe Francisco Hervás en memoria de su abuelo, represaliado en Valdenoceda, va por todos ellos, por padres y abuelos.
A FRANCISCO HERVÁS MARTÍNEZ, MI ABUELO
Intento con esta carta recordar la memoria de mi abuelo, al que no conocí. Tan solo puedo escribir lo que de pequeño mi padre me contó, que fue más bien poco y siempre según le contaron a él:
Mi abuelo Francisco Hervás Martínez, estuvo preso en la 4ª Brigada de la Prisión Central de Valdenoceda.
Mi padre nació en 1937, en plena guerra. Recién nacido mi padre, el abuelo se va al frente, luchando en Valencia con el bando Republicano.
Al finalizar la guerra, mi abuelo regresa a Puertollano en 1940. En su regreso del frente, mi abuela queda embarazada de mi tía, que creo que nunca llegó a ver a su padre.
Ese mismo año, cuando mi padre contaba con 3 añitos, mi abuela (ya embarazada), mi abuelo y él, iban paseando por el paseo de San Gregorio en Puertollano.
Al verle por el paseo, alguien (del bando nacional), que le conocía y que sabía que había estado luchando en el bando republicano, le delató y le denunció a la policía.

Francisco Hervás, con los brazos cruzados. En el reverso de la foto hay dos nombres: Urbano García del Castillo y Fernando Regueiro García.
Le detuvieron y tras el interrogatorio y comprobar que no “tenía las manos manchadas de sangre”, tras un juicio sumarísimo, le hicieron preso y le llevaron al “penal de Valdenoceda” (así es como yo conozco la cárcel, según palabras de mi padre). En otro caso le hubieran “paseado”.
Me consta que en la cárcel tuvo una vida durísima, según contaba mi abuela. Les interrogaban frecuentemente, sufriendo palizas frecuentes, (les metían la cabeza en las letrinas) para “cantar”, delatar a otros compañeros o reconocer delitos que a lo mejor no habían cometido. Con el frío de la prisión, palizas, mal vestido y poco abrigado… mi abuelo enferma y le mandan de vuelta a casa. Fallece poco más tarde, el 31 de diciembre de 1943. Mi padre sólo contaba 7 años.
Desde la cárcel escribía a mi abuela versos como éstos. Así como elaboraba sus propios sobres.
Cuento esto porque la vida de mi padre no fue fácil.
Entre los años que mi abuelo estuvo en el frente y los años de cárcel, se puede decir que mi padre se crió sin padre.
Mi abuela se tuvo que poner a servir y dejar a mi padre con la familia de mi abuelo. Se buscaban la vida como podían. Rebuscando carbón en las minas, aceituna tras las campañas, etc… Pasó realmente necesidades.
Mi padre murió hace ya 4 años. Se puede decir que prácticamente no conoció a mi abuelo.
Mi abuelo Francisco Hervás Martínez y sus hermanos, Ramón e Inocencio fueron Republicanos, y toda su familia lo era. Inocencio se tiró a un pozo cuando supo que venían a buscarle. Ramón sobrevivió a sus años de cárcel y vivió hasta los 75 años. Yo le conocí y me gustaba mucho escuchar sus historias.
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VA A LA MEMORIA DE TODOS ELLOS.
Tu hijo.
Francisco Hervás Sobrino. DEP.
Tu nieto.
Francisco Hervás Sánchez.
(LA SANGRE REPUBLICANA Y SOCIALISTA ME CORRE POR LAS VENAS).
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