30 de marzo de 2015.-
CÁNDIDO ARANDA RINCÓN era de Alcolea de Calatrava (Ciudad Real). Su hija vive. Lleva buscando a su padre desde el final de la guerra. Nunca supo dónde estaba. Hasta que la encontramos hace un año.
La casualidad quiso que, por un error, fuéramos a buscarla una segunda vez, creyendo que no había sido localizada. Y otro Voluntario-Valdenoceda dió con ella, por separado y sin saber que ya había sido encontrada. Cuando este Voluntario se presentó y comentó a María (así se llama la hija de Cándido) que sabía que su padre había muerto en Valdenoceda, María pensó que se dirigía a ella para comunicarle que ya había sido identificado (ella había entregado la muestra de saliva hacía meses).
Pero no fue así. Ojalá. Aclarado el malentendido, María contó al Voluntario que llevaba buscando a su padre desde finales de la guerra y que nunca supo de él. Tras la muerte de Cándido, la familia se vió sumida en un enorme abandono, sin recursos. María vive de forma muy humilde y espera poder recoger a su padre para llevarle con su madre.