23 de marzo.-
Hoy es el aniversario de la muerte en el penal de Valdenoceda de FELIPE DORADO HERNÁNDEZ. Felipe era de Atalaya, en la provincia de Badajoz. Una vecina de allí colaboró para localizar a los sobrinos de Felipe. Cuando hablamos con ellos, nos contaron una historia tremenda:
Cuando Felipe casó marchó a Sevilla a vivir. Allí le sorprendió el golpe de Estado. Fue hecho preso y de su mujer y sus hijos nunca más se supo. Juzgado, fue condenado y encarcelado. Después de pasar por varias cárceles, fue trasladado a Valdenoceda, donde murió de hambre y frío, un 23 de marzo de 1941. La madre de Felipe, ante la ausencia de noticias de su hijo, llegó a pensar que Felipe no quería saber nada de ella. Y así pasaron los años para esta madre, convencida de que su hijo la había abandonado. Nunca supo que Felipe estaba en una prisión en Burgos y murió allí en 1941 sin siquiera poder escribir a su madre. «Si su madre supiera esta historia no habría muerto tan apenada», nos decía una sobrina de Felipe, que se lamentaba de todo lo que sucedió y que lloraba de pena también porque no podía desplazarse a Valdenoceda a recoger los restos de su tío.
Por expreso deseo de los dos sobrinos de Felipe localizados, los restos de su tío descansan en el panteón que la Agrupación construyó en el cementerio de Valdenoceda. Fueron recogidos por Vicent Beltrán, nieto de un represaliado muerto en Valdenoceda e introducidos por él mismo en el panteón.

Vicent Beltrán, nieto de un represalado muerto en Valdenoceda, con los restos de Felipe. Foto: Jokin Garmilla
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